Lo que Sofi no hizo (ni casi nadie): enamorarse sin perder la cabeza
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Todas tenemos a esa amiga chulita y beligerante que no entiende tu mal de amores y cree que exageras. En las “Asuca” es Sofi (así es como se llaman a sí mismas en WhatsApp la alegre pandilla que componen Lola, Sole, Sofi, Sara, Patri y Ro).
Pero ni siquiera nuestra plumilla favorita, que juzga continuamente, se libra de enamorarse sin perder la cabeza. Le está pasando con Ángeles, como ella misma confiesa en el capítulo 40 (La mujer casada), cuando explica que se creó su propia película con ella. Y todavía esta por ver el final de esto.
Gente enamorada, ¿gente sin cabeza?
Seguro que has oído algo de qué le pasa a tu cuerpo cuando estás enamorado, ¿verdad? Se produce una revolución hormonal: segrega dopamina (la hormona del placer), serotonina (felicidad), oxitocina (vínculo)…
Como explica la psiquiatra Marian Rojas Estapé, ese torrente hormonal desactiva tu corteza prefrontal. Es la zona delantera del cerebro, la que se encarga de la atención, la concentración, la resolución de problemas o el control de estímulos. Es, justamente, la que nos permite decidir qué nos conviene y qué no.
Desde esta perspectiva de la revolución hormonal parecería que sí, que perdemos la cabeza. Pero no. Somos seres humanos, seres racionales, y tenemos inteligencia y no solo instinto.
La teoría de la pirámide
La doctora Rojas considera que, muchos de los problemas de las personas que sufren por amor, nacen en el momento mismo de escoger la pareja. No elegimos a la persona adecuada, y luego todo son dramas.
Para revertir esta situación, solo habría que saber cómo enamorarse con la cabeza y no con el corazón, ¿no? Ella explica su teoría de la pirámide, en la que identifica cuatro fases:
Sentir la chispa. Alguien te atrae por su físico, su forma de hablar, la cercanía que te transmite, la dulzura… Quieres seguir conociéndola o, como se dice popularmente, “te pillas de él/ella”.
Actuar con inteligencia. Es la fase que tantas veces nos saltamos, y es en la que hay que poner la cabeza. ¿Esa persona te conviene? ¿Realmente saca lo mejor de ti? ¿Se ajusta a lo que esperas de una pareja? Si no es así, la doctora Rojas es clara: no sigas adelante.
Enamorarse. Es posible que la persona encaje contigo, pero que falte algo y no te termines de enamorar. Que es un paso clave para una relación de pareja.
Tener voluntad. Cumplidos los pasos anteriores, lo que queda es la voluntad de trabajar en la pareja. No hay que confiarlo todo a las emociones, que van fluctuando, sino tomar la decisión de construir.
Nuestra Sofi sintió la chispa. Ángeles la atrajo por su atractivo, su forma de hablar, su inteligencia o incluso su lenguaje corporal. Y pasó directamente al tercer paso tras un par de polvos, que fue el de enamorarse. No puso la cabeza, cuando, evidentemente, Ángeles no le convenía. ¡Era una mujer casada, bastante mayor que ella y con dos hijos! Y, lo peor, tenía nulos deseos de dejar toda su vida atrás por una jovencita idealista y apasionada.
Siguiendo la teoría de la pirámide de Marian Rojas, a lo que ella invita es a conocerse a uno/a mismo/a para definir tus propios criterios personales. Tienes que hacerlo en un momento de tranquilidad, es decir, cuando la corteza prefrontal esté a pleno rendimiento y no haya sido “silenciada” por el torrente hormonal del enamoramiento.
Los criterios personales tienen que ver con nuestras propias vivencias, valores, cultura, educación, referentes familiares… La doctora Rojas los divide en dos:
Los criterios principales. Son los que la persona debe tener. Sin concesiones. O los tiene o no los tiene. Y, si no es así, hay que pasar. ¿Ejemplos? Que sea inteligente, curiosa, trabajadora, honrada, que tenga sentido del humor, ambiciones y deseos de crecer… No tienes que tener un amplísimo listado de valores ineludibles, sino tres o cuatro. Los más importantes para ti. El porcentaje de afinidad será muy alto.
Los criterios secundarios. No son tan importantes, pero cumplen su papel en el buen funcionamiento de la relación. Este apartado está más reservado a las preferencias, gustos o aficiones: los animales, hacer deporte, viajar…
Cómo hacer para no involucrarse sentimentalmente
¿Es posible enamorarse sin conocer a la persona? Yo te diría que sí, que tiendo a las fantasías y a las ilusiones. Pero he ahí el matiz: si no la conoces, difícilmente te estarás enamorando de ella, sino de la idea de ella.
Al margen de lo anterior, es cierto que hay gente con más facilidad para enamorarse. Que me lo digan a mí, que fantaseo con cualquiera que me dé los buenos días sonriendo.
Si tú ya has sentido la chispa, pero sabes que no te conviene y no quieres llegar al paso 3 (el de enamorarte), hay cosas que puedes hacer para evitarlo. Te lo cuentan en Psicología-Online:
Deja de centrarlo todo en ESA persona. ¡Tienes una vida interesante más allá de ella! Sigue disfrutando de tus rutinas, de tus amigos/as y de tus aficiones. Es más, conservar tu propio espacio siempre te dará una independencia y autonomía muy sanas, aun cuando consigáis formar una relación plena y satisfactoria.
No idealices la relación. ¡Ay, qué daño hacen las obras romanticonas tipo comedia de amor! Y muchos libros del género también, lo reconozco, aunque hay conceptos que van cambiando. Ni flechazos, ni amor eterno, ni almas gemelas, ni destino ni nada de eso.
No idealices a la persona. Como insiste la doctora Rojas: ¡pon la cabeza! Ese estado de flotación que nos producen palabras y gestos son bonitos, pero, para no acabar enamorada de la idea de la relación, conviene ponerlo todo en cuarentena. Pasa todo lo que te diga o lo que haga por el filtro de la razón y no te precipites. Date tiempo a conocerla de verdad para saber si lo que hay en realidad es lo que está intentando mostrarte.
También convendría a analizar si estás enamorada de la idea del amor o de la persona, si lo que tienes es miedo a la soledad, baja autoestima o pocos vínculos de amistad significativos.
Permitirnos los errores
Lo sé, lo sé, todo es mucho más difícil de lo que suena o se lee. Luego la realidad es otra, y es que ni las personas más sensatas y racionales se libran de perder la cabeza por amor alguna vez en la vida.
Es mejor contar con herramientas que nos permita anticiparnos y prevenir los episodios de angustia y de dolor. Pero, a la vez, son los errores los que nos enseñan. ¡Y los que dan material para las novelas! No parece muy realista pedirle a una jovencita en plena revolución hormonal que actúe con una madurez que aún no tiene, pero que irá adquiriendo gracias a episodios como el que está viviendo. Sí, va a perder la cabeza por una mujer y… ya veremos qué pasa.
En cuanto a los/as adultos/as que ya casi peinamos canas, ¡nada nos impide enamorarnos! Vive tu amor de verano, tus sesiones de sexo espontáneo, tu nueva y maravillosa relación o lo que te dé la gana… pero con cabeza.
Fuentes:
Nicuesa, M. (2018). Cómo no enamorarse de alguien tan rápido. Psicología Online. En https://www.psicologia-online.com/como-no-enamorarse-de-alguien-tan-rapido-3978.html
Rojas Estapé, M. (2021). El amor. Pódcast Encuentra a tu persona vitamina (temporada 1, episodio 7). En https://open.spotify.com/episode/0jz74W4cTQjBRGfJRxJd08?si=1e0ac7e855c9439b

